El ‘Quién es Quién’ generacional de las estafas online en España

Cuando se habla de las víctimas de estafas online en España, la mirada suele apoyarse en intuiciones más que en datos. Se protege a los padres, se vigila a los hijos y se imagina a los abuelos como el eslabón más frágil. Pero casi nadie asume que el riesgo puede estar en su propia pantalla.
La nueva investigación de Estafa.info, basada en una encuesta a 2.000 adultos residentes en el país, confirma esa distancia entre lo que creemos y lo que ocurre. El estudio analiza hacia qué generaciones se proyecta el miedo, cuáles se consideran más vulnerables y cuáles terminan cayendo en los fraudes online.
El resultado es claro: se teme hacia arriba o hacia abajo, pero rara vez por sí mismo. Y, sin embargo, las estafas digitales no golpean donde apuntan los miedos, sino donde se repiten los hábitos.
Cómo imagina España a las víctimas de las estafas online
Antes de contrastar los datos, conviene observar la intuición colectiva: ¿a qué familiar sitúan los encuestados como el más expuesto a un fraude digital?
Distribución del riesgo percibido de caer en una estafa online por tipo de familiar (España, 2025)

La respuesta es contundente. Los padres se sitúan en el epicentro del miedo: el 52,6 % cree que serían las primeras víctimas. Los hijos aparecen en segundo lugar (19,3 %), reflejo del instinto de protección descendente.
Las parejas quedan relegadas a un tercer plano, muy lejos de la preocupación por padres e hijos. Y después viene la paradoja: sólo 1 de cada 6 personas considera que podría ser ella misma quien termine cayendo en una estafa online.
Este desfase entre temor y autopercepción refleja un sesgo psicológico conocido: el fraude digital, como tantos otros riesgos, siempre parece cosa de otros.
La mirada generacional ante las estafas online
Las generaciones no interpretan el riesgo del mismo modo. Según la edad, la amenaza del fraude digital se proyecta hacia padres, hijos o abuelos.
Distribución del riesgo percibido de caer en una estafa digital por generación (España, 2025)

Generación Z (18–27): jóvenes que miran hacia arriba
No tienen hijos en su mayoría, así que su preocupación desciende poco (2,1 %). En cambio, proyectan el riesgo hacia sus predecesores: padres (Generación X) y abuelos (Boomers).
El 36 % teme especialmente por sus abuelos, una cifra elevada que refleja cómo los jóvenes sienten la necesidad de proteger a quienes les cuidaron antes.
Millennials (28–43): preocupación centrada en los padres
Plenamente inmersos en la crianza, sitúan el foco del riesgo en los Boomers. Un 48 % teme por sus padres y solo un 12 % lo hace por sus hijos (Generación Alpha).
Generación X (44–59): atrapados en la “generación sándwich”
Un 40 % teme por sus padres y un 21 % por sus hijos. Ningún otro grupo reparte así sus preocupaciones. Viven entre el cuidado ascendente y descendente, lo que los convierte en la franja más dividida emocionalmente.
Baby Boomers (60–78): la única generación que se señala a sí misma
El 34 % se identifica como potencial víctima. Son los únicos que sitúan el riesgo en primera persona, quizá por una mayor exposición a mensajes preventivos o por la conciencia de su propia brecha digital. Mientras el resto mira hacia otros, los Boomers miran hacia dentro.
Cuando los datos contradicen la intuición: qué generaciones caen en las estafas online
La intuición colectiva señala a padres, abuelos e hijos como los más expuestos a las estafas digitales. Sin embargo, los datos contradicen esa percepción: los perfiles que concentran el miedo no son los que más caen, y los grupos que apenas se mencionan resultan ser, en realidad, los más afectados por el fraude digital.
Millennials y la Generación X, los grandes ausentes en la conversación sobre vulnerabilidad digital, reúnen más del 73 % de las víctimas de las estafas online.
Los Boomers, pese a ser el foco principal del miedo social, no llegan al 11 % de los casos.
Y la Generación Z, a pesar de su menor edad y menor poder adquisitivo, registra ya una incidencia significativa, impulsada por su alta exposición digital.
Estimación proporcional del riesgo por generación. (Población INE × tasa real del estudio, España, 2025)

Generación a generación: cuánto dinero se deja España en estafas online
Hablar de dinero es, para muchas víctimas, la parte más incómoda del fraude digital. El estudio muestra que la mayoría de las estafas online no llegan como grandes golpes económicos, sino en pequeñas fugas constantes que pasan desapercibidas.
Pérdidas económicas declaradas por las víctimas de estafas online (España, 2022 – 2025)

Casi la mitad de las estafas digitales se concentran en importes pequeños, desde microfraudes de menos de 50 euros hasta pérdidas de 199 euros.
Son cantidades que rara vez se denuncian y que pasan inadvertidas a nivel individual, pero que en conjunto dibujan otra realidad: solo estas pequeñas estafas supondrían más de 2.100 millones de euros en pérdidas estimadas en tres años.
Distribución de pérdidas por generación (Población INE × tasas de victimización, España, 2025)

Un país que protege a todos menos a sí mismo
España sobreprotege hacia arriba y hacia abajo, pero raramente hacia dentro. Los jóvenes imaginan vulnerables a sus padres y abuelos. Los padres orientan el riesgo hacia sus hijos, pero casi nadie se coloca en el centro de la escena.
Sin embargo, las generaciones que no se consideran vulnerables, Millennials y Generación X, concentran la mayor parte del impacto real de las estafas online.
El estudio deja una conclusión clara: el problema no es la tecnología, sino la intuición. La vulnerabilidad digital no depende de la edad, sino de los hábitos. El fraude digital no sigue el árbol familiar: sigue el rastro de las conductas cotidianas.
Para proteger de verdad, el país tiene que empezar por mirarse a sí mismo.
Metodología
El estudio se basa en una encuesta nacional realizada a 2.000 adultos en España, con cuotas representativas por edad, género y región. El análisis recoge percepciones sobre vulnerabilidad, miedos intergeneracionales y experiencias directas con estafas digitales.
Para estimar el impacto real por generación, los resultados se extrapolaron a la población española utilizando datos del INE para el tramo 18–78 años, aplicando las tasas de victimización observadas en la encuesta.
