Las autoridades estatales uruguayas han visitado las obras del nuevo casino de Punta del Este, que tendrá el nombre de Cipriani Resort, Residences & Casino. Se trata de un megaproyecto de lujo para atraer turismo de lujo, en una obra que abarca más de 170.000 metros cuadrados e implicó la demolición de un hotel histórico.
El Grupo Cipriani acelera su negocio con el hotel y casino de Punta del Este.
Nuevo hotel con casino en Punta del Este para atraer millonarios
Hace ya varios años que el Grupo Cipriani viene avanzando en su proyecto de construir un nuevo hotel de lujo con casino en Punta del Este. La obra finalmente ha tomado su magnitud y el empresario Giuseppe Cipriani, propietario del grupo comercial, invitó a funcionarios uruguayos a recorrer el predio.
La visita se realizó el mes pasado y acudieron legisladores, autoridades nacionales y representantes del departamento de Maldonado, donde se lleva a cabo la construcción. El complejo llevará el nombre de Cipriani Resort, Residences & Casino y tiene la intención de cambiar el perfil turístico de Punta del Este.
La ciudad balnearia en la costa de Uruguay siempre ha sido un punto de encuentro para turistas de clase alta y media alta, sobre todo provenientes de Buenos Aires. La idea de Cipriani es escalar esta tendencia y hacer que Maldonado se convierte en el epicentro del turismo para mega ricos en la región.
El Grupo Cipriani lleva invertidos US$450 millones en la primera etapa de las obras, que implican la demolición del histórico Hotel San Rafael. Se espera que para el final de la construcción, la suma llegue a los US$600 millones, un fortísimo estímulo económico para el departamento de Maldonado.
Al ser entrevistado por medios de comunicación uruguayos, Giuseppe Cipriani advirtió que el nuevo casino de Punta del Este representará un antes y un después en la región. Las instalaciones lujosas permitirán que un nuevo público llegue a Maldonado para conocer lo que, en sus palabras, será el resort más ostentoso de América Latina.
Además, Cipriani vaticinó que para octubre del año que viene ya estará habilitado el hotel, el casino y la playa privada. Como si fuera poco, el empresario de origen italiano manifestó su interés por explotar el antiguo hotel Mantra, en función de seguir creando un entorno atractivo para turistas de alto poder adquisitivo.
Algunos datos sobre el Cipriani Resort, Residences & Casino
Desde un primer momento, la obra se anunció como hito para Maldonado y para el turismo de Uruguay. Si bien no hay fotos de Cipriani Resort, Residences & Casino, en su sitio web la empresa comparte maquetas digitales de cómo se verá el establecimiento.
Los planos iniciales solicitaban un terreno superior a los 180.000 metros cuadrados, pero posteriormente, por acción de organismos sociales, se requirió su disminución a los 170.084 metros cuadrados que se planean utilizar actualmente.
La parte principal del hotel constará de 64 suites de lujo, con un mínimo de 70 metros cuadrados cada una. En una segunda etapa, la construcción se adaptaría para incluir 120 habitaciones para turistas, que se distribuirán entre distintos edificios.
En cuanto al casino, será la primera vez que el Grupo Cipriani incursione en esta área. Se estima que contará con más de 300 terminales de juego. También se está construyendo un centro de convenciones y eventos de más de 2.500 metros cuadrados.
Las instalaciones se completan con más de 17.000 metros cuadrados de amenities y dos niveles de estacionamiento subterráneo para más de 2.000 vehículos. Habrá restaurantes, cines, bibliotecas, piscinas con cabañas privadas, salas de bowling, canchas de pádel, squash, fútbol y mucho más.
Se esperan construir tres torres de 100 metros de altura. Los primeros 15 pisos de la primera solo estarían listos para 2027; a pesar de esa demora, el 50% de las propiedades ya están vendidas.
Según Marco Stephan, ingeniero contratado por el Grupo Cipriani, detalló que se necesitaron 81 vigas especiales para empezar la primera torre. Cada una de ellas tiene 20 metros de profundidad y puede soportar 3 mil toneladas. Para la selección de materiales y la construcción se han empleado técnicos de Australia, EE.UU., Brasil, Uruguay y Argentina.
El claroscuro de un proyecto para unos pocos
La fuerte inversión de Giuseppe Cipriani tiene el visto bueno del presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, del Frente Amplio. Sin embargo, el proyecto ha suscitado un fuerte rechazo entre organismos sociales y vecinos de Maldonado.
El primer plano del casino y hotel implicaba la construcción de torres de 300 metros de altura, algo que generó observaciones por parte de técnicos y de la población. No solo se trata de un tipo de construcción peligrosa para los suelos blandos de Uruguay, sino que representaría un cambio demasiado fuerte que los pobladores no están dispuestos a aceptar.
Otro de los puntos de debate fue la demolición de la mayor parte del Hotel San Rafael, un edificio histórico en la zona. Si bien el proyecto de este nuevo casino de Punta del Este sigue los planos del viejo hotel, su estructura, materiales y arquitectura se perdieron por completo.
Se han visto asimismo reparos en cuanto a la sostenibilidad económica del proyecto. Cipriani asegura que en la actualidad hay entre 300 y 400 obreros contratados, y en la segunda fase de la obra se abrirán 150 puestos nuevos. Luego, con las instalaciones funcionando, ingresarían entre 800 y 1.000 trabajadores fijos.
No obstante, los opositores al proyecto señalan que este tipo de empleos no generan valor agregado al país. La hostelería, el mantenimiento y la construcción representan una fuerte carga física, a cambio de salarios considerablemente menores que en puestos de mayor requerimiento técnico. Además, son puestos con un techo muy bajo de profesionalización.
Desde el propio Frente Amplio que comanda el presidente Orsi se ha hecho notar la complejidad de seguir sumando lujo en Punta del Este en un contexto de dificultades económicas para el grueso de la población latinoamericana. Puntualmente en Uruguay, la tasa de desempleo viene creciendo moderada pero sostenidamente desde la pandemia.
Como suele suceder en estos casos, se teme que la cuantiosa inversión del Grupo Cipriani quede en burocracia y habilitaciones, sin permear en otros estratos de la sociedad. No es ninguna novedad; de hecho, es la tónica de la economía del siglo XXI: megaproyectos de multimillonarios para multimillonarios, mientras las grandes mayorías atienden mesas o limpian salones.