Las actividades ilícitas han encontrado su espacio ideal en los grupos de Telegram, donde los controles son más bajos y se puede preservar el anonimato. La empresa se ha visto involucrada en problemas legales por la ausencia de moderación en lo relativo a la venta de drogas, armas y contenidos violentos.

Los descuidos de Telegram se traducen en estafas que afectan a sus usuarios.
Algunas realidades sobre los grupos de Telegram
No es ninguna novedad que los grupos de Telegram son espacios donde circulan contenidos polémicos. La moderación de la plataforma ha sido motivo de disputas legales en Europa, y llevó incluso a la detención de su fundador y CEO, Pavel Durov.
Es que los grupos de Telegram tienen varias características que los hacen idóneos para estafas y actividades ilícitas. Uno de ellos es la masividad: los grupos puede tener hasta 200.000 participantes, en tanto que los canales no tienen límite de miembros.
Esta enorme base de datos es muy utilizada para distribuir malware o iniciar campañas de phishing con mensajes engañosos. También son una potencial fuente de fraudes del tipo Ponzi, en donde se prometen retornos gigantescos por inversiones mínimas, de estafas con apuestas deportivas.
La masividad de los grupos de Telegram también juega a favor de la comercialización de sustancias ilegales o de productos que requieren un registro especial, como las armas. Este mercado negro se alimenta de otra característica de la plataforma: el anonimato.
A diferencia de otras redes, como Facebook o WhatsApp, en Telegram no hace falta proporcionar datos fehacientes para abrir una cuenta. Si bien se pide un número de teléfono para hacer el registro, no hay comprobación de que el titular sea quien dice ser.
Tanto es así que el Instituto Nacional de Ciberseguridad ha relevado casos de números de teléfono de menores que fueron tomados para abrir cuentas en Telegram bajo otras identidades. Podría tratarse de SIM swapping, la estafa de duplicación de línea móvil.
Al anonimato y la masividad se le añade un tercer rasgo fundamental de los canales de Telegram: los controles mínimos. Enarbolando las banderas de una libertad de expresión sin límites, la plataforma evita cualquier tipo de censura, aunque esto implique la permisividad con contenidos gore, o incluso la misma organización de grupos terroristas a través de grupos y canales.
¿En qué se parecen Telegram y la deep web?
Ventas de drogas y de armas, contenidos sin filtro de edad, vía libre para el morbo y la violencia… Todos estos puntos remiten más a lo que comúnmente se asocia con la deep web, el espacio de internet que no está indexado por motores de búsqueda.
En particular, esa área del “hampa digital” corresponde a la dark web, que es la zona más recóndita de la deep web. Sin embargo, está claro que no hace falta hurgar tan hondo, ya que en los canales de Telegram están disponibles los mismos contenidos.
La semejanza entre la deep web y Telegram es alarmante, sobre todo por el solapamiento de culturas. Esto quiere decir que las tribus virtuales que anteriormente se identificaban con la dark web ahora tienen presencia legitimada en Telegram. Hay un conjunto de hábitos y prácticas que les son comunes a ambos espacios.
Una empresa con un historial complicado
Telegram ha enfrentado varias contiendas judiciales por su polémico proceder. Una de las más importantes fue la denuncia de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su nombre en inglés) en 2019.
Se debió a que Telegram había recaudado fondos a través de una Oferta Inicial de Monedas para llevar a cabo un proyecto de criptomonedas que no eran legales en el país. Esto le valió una multa de 18 millones y medio de dólares.
El segundo escándalo se dio el año pasado, cuando el CEO fue detenido en Francia, acusado de complicidad en actos de piratería, difusión de pornografía infantil, venta de drogas y estafas.
Tras ser puesto en libertad, Durov modificó las reglas internas de Telegram, de modo tal que ahora es posible detectar el IP de los usuarios que violen las normas de seguridad, y de esta forma poder reportarlos a las autoridades competentes.
Un avance en términos de trazabilidad que permitió desmantelar redes de ciberdelincuentes en España, así como bloquear contenidos que violaban los derechos de autor. De todas formas, el propio CEO admite que todavía queda mucho trabajo por hacer al respecto.