Escrito por: Ximena Flores
Los operadores de juego online de México enfrentan cada vez más desafíos de ciberseguridad, como el lavado de dinero y el fraude de la caza de bonos de apuesta. Casi la mitad de las empresas del sector pierden el 10% de sus ingresos debido a algún tipo de estafa.
Las apuestas deportivas y los casinos online proponen nuevos desafíos para la regulación mexicana.
Las plataformas de apuesta como motor del fraude
El juego online ha tenido un gran impacto tanto en la economía como en la sociedad mexicana, pasando de ser un fenómeno marginal a convertirse en un negocio de gran escala. Sin embargo, sus sistemas de seguridad parecen un paso atrás que las artimañas de los estafadores.
Según una encuesta desarrollada por una plataforma de verificación, Sumsub, el 78,1% de los operadores han visto un incremento en los intentos de fraude con inteligencia artificial. Las estafas son de distintos tipos y van desde la caza de bonos de apuesta hasta el blanqueo de capitales.
A este respecto, el mismo informe revela que el 46,7% de las firmas tienen pérdidas anuales por fraude que corresponden al 10% de sus ingresos netos de juego. Un 15,3% de los operadores llega a perder un 20%.
La mayor parte de los proveedores de juegos online y apuestas deportivas actualizan sus sistemas técnicos una vez al año. Esto pareciera no ser suficiente, en vistas de que solo se consiguen detectar el 54% de los intentos de fraude.
Caza de bonos de apuestas: una trampa sofisticada
Uno de los principales problemas que enfrenta el sector del iGaming se refiere a los bonos de apuestas, especialmente a las promociones de bienvenida. Estos beneficios, que tienen el objetivo de atraer nuevos usuarios, terminan siendo utilizados en contra de los operadores.
El método consiste en una caza sistemática de los bonos. Los delincuentes no lo realizan de modo personal, sino que instruyen a bots para llevar a cabo el fraude. Así, se logran crear cientos o miles de cuentas en una misma plataforma, bajo identidades falsas.
Hecho esto, el bot toma partido de los bonos de apuestas y los emplea en juegos de RTP alto, es decir, aquellos donde la casa tiene una menor ventaja. Claro está, se trata de una estrategia válida, que, si resulta exitosa, puede darle un buen resultado a un jugador individual.
Sin embargo, en este caso el amaño se articula a partir una enorme cantidad de intentos iguales, a través de todas las cuentas registradas por la misma red de estafas. De esta forma, se revierte la ventaja de la casa que tiene el operador.
Se trata de una ganancia asegurada y, la mayor parte de las veces, con un monto muy elevado. La estafa con los bonos de apuestas cada vez se sofistica más, en vistas de la implementación de inteligencia artificial para crear cuentas falsas y verificar la identidad de personas inexistentes.
El blanqueo de capitales, un asunto sin resolver
Otro de los grandes problemas de la industria del iGaming, tanto en México como en todo el mundo, es el blanqueo de dinero. Este delito no solo afecta a la reputación y la seguridad de las plataformas de apuestas, sino también al sistema financiero en su conjunto.
Además, según explica Interpol, la identificación del blanqueo de capitales es determinante no tanto por el dinero en sí, sino por los delitos que encubre el sistema. Se trata, invariablemente, de fondos que proceden de ilícitos como la venta de drogas, el tráfico de armas y otros mercados negros.
Las plataformas de juego online han mejorado sus sistemas de control, pero todavía no están lo suficientemente pulidas para detectar todos los casos de lavado de dinero. Es un delito bastante complicado de prevenir, dado que los usuarios de los sitios deben tener libertad de acción sobre sus fondos.
A diferencia de otros fraudes digitales, el blanqueo no resulta en un perjuicio económico para las empresas, pero daña su opinión pública y empeora las perspectivas regulatorias para la industria. México se halla en un punto de inflexión en ciberseguridad: el futuro del iGaming dependerá de las medidas que se tomen para mitigar las fallas.
